César A. Fernández F. | Especial para LISTÍN DIARIO
Santo Domingo

El día 19 de octubre, en calidad de director del Centro de Estudios de Urbanismo e Infraestructura, fui invitado a participar en el panel “Desafíos que enfrenta la construcción sostenible en República Dominicana”, desarrollado en el Foro Construir Innova que realizó la revista Acerca. Fue muy interesante poder compartir sobre este importantísimo tema junto a Arlín Morales Lemus y Danilo Pérez Then; ante un público repleto de los arquitectos, ingenieros, administradores y otros profesionales del sector construcción de la República Dominicana.

El tema de la construcción sostenible, a pesar de no ser debatido con frecuencia, es un eje fundamental del desarrollo sostenible, en especial, de un país como el nuestro, ya que estamos suscritos a los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), quien a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) han ideado un plan estratégico llamado Agenda 2030, alineada a la Estrategia nacional de desarrollo 2030 (Ley 1-12) de la República Dominicana; cuyo onceavo propósito es lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles, resumido en la frase “Ciudades y comunidades sostenibles”.

No obstante, para comprender la importancia de la cuestión es necesario iniciar definiendo qué es la construcción sostenible y de dónde viene el término. Por lo que, en primer lugar, entendemos por construcción sostenible aquella en que se tiene especial respeto y compromiso con el medio ambiente, implicando el uso eficiente de la energía y del agua, los recursos y materiales no perjudiciales para el medioambiente, dirigiéndose hacia una reducción de los impactos ambientales. También es llamado urbanismo sostenible, y tiene el objetivo de crear un entorno urbano que no atente contra el medio ambiente, y que proporcione recursos urbanísticos suficientes, no sólo en cuanto a las formas y la eficiencia energética y del agua, sino también para su funcionalidad, como un lugar que sea mejor para vivir.

El término de Construcción Sostenible abarca, no sólo a los edificios propiamente dichos, sino que también debe tener en cuenta su entorno y la manera como se comportan para formar las ciudades. Ello implica un interés creciente en todas las etapas de la construcción, considerando las diferentes alternativas en el proceso de construcción, en favor de la minimización del agotamiento de los recursos, previniendo la degradación ambiental o los perjuicios y proporcionando un ambiente saludable, tanto en el interior de los edificios como en su entorno (Kibert, 1994).

El desarrollo urbano sostenible como concepto, fue introducido por la Doctora Gró Harlem Brundtland, ex-primera ministra noruega; utilizado en la 42va. Conferencia de las Naciones Unidas en 1987 en el Informe Brundtland (originalmente llamado “Nuestro futuro común”), asociado a la creciente preocupación surgida en la comunidad internacional en las últimas décadas del siglo XX, al considerar la relación existente entre el desarrollo económico y social y sus efectos más o menos inmediatos sobre el ambiente. El propósito del informe es analizar, criticar y replantear las políticas de desarrollo económico globalizador, reconociendo que el actual avance social se está llevando a cabo a un costo medioambiental alto.

Posteriormente, en la Conferencia de Río de Janeiro, Brasil 1992, sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, se ratifica el concepto estableciendo en el Principio 3ero de la Declaración de Río que, el desarrollo sostenible debe ejercerse en forma tal que responda equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras.

Los tres pilares
Se ha erigido el desarrollo sostenible como principio rector del desarrollo mundial a largo plazo e incluye tres pilares, los cuales trata de lograr de manera equilibrada:  el desarrollo económico, el desarrollo social y la protección del medio ambiente.

Y es así como la Construcción Sostenible, que pertenece a la tríada del desarrollo sostenible, se hace en base a unos principios, que podríamos considerar ecológicos, enumerados como sigue: (i) Conservación de los recursos; (ii) Reutilización de recursos; (ii) Utilización de recursos reciclables y renovables en la construcción; (iv) Consideraciones respecto a la gestión del ciclo de vida de las materias primas utilizadas, con la correspondiente prevención de residuos y de emisiones; (v) Reducción en la utilización de la energía; (vi) Incremento de la calidad, en lo referente a materiales, edificaciones y ambiente urbanizado. En síntesis, el desarrollo urbano sostenible lleva asociado tres verbos: reducir, conservar y mantener.

Dichos principios han sido traducidos en un objetivo estratégico específico de la Ley Orgánica 1-12 sobre Estrategia nacional para el desarrollo 2030 de la República Dominicana, que toma en cuenta la construcción de viviendas dignas en entornos saludables, a través de una línea de acción clara: establecer una normativa que garantice el desarrollo de proyectos de viviendas seguras, dignas, saludables y amigables con el medio ambiente.

Por lo que, las ventajas que representa este tipo de construcción en la República Dominicana, a grandes rasgos son: la reducción de los costos de algunos materiales de construcción, la productividad de las labores y funciones realizadas en edificaciones sostenibles (post construcción), la reducción de los costos y consumos energéticos, y en sí, la reducción de impactos ambientales negativos, además de la protección y posible prevención a las consecuencias del cambio climático. Estos son beneficios de ahorros en la construcción y de ahorro en el uso y disfrute de las infraestructuras. Pero la falta de una cultura informativa y educativa en los arquitectos, ingenieros, inversionistas y otros profesionales involucrados, mantiene la percepción de que la construcción verde es muchísimo más costosa.

En cuanto al ámbito impositivo, de manera oficial no contamos con incentivos expresamente destinados a la construcción sostenible. Lo que de alguna manera se hace, es tratar de aprovechar varios incentivos distribuidos en leyes de distintas áreas.

Por un lado, tenemos los incentivos ofrecidos en el artículo 65 de la Ley General de Medio Ambiente 64-00 que dice: “Las inversiones para proteger o mejorar el medio ambiente y hacer un uso sostenible de los recursos naturales, serán objeto de incentivos que consistirán en exoneración, parcial o total de impuestos y tasas de importación, impuestos al valor agregado, y períodos más cortos de depreciación, de acuerdo con el reglamento”. Si bien este es un incentivo muy importante, solo podría ser aprovechado si un proyecto está estrictamente destinado a la protección o mejora del medio ambiente. No aplicaría para construir una plaza o un edificio.

También tenemos los incentivos que ofrece la Ley 57-07 de Incentivos a las Energías Renovables y Regímenes Especiales, donde se incentivan los proyectos de instalaciones públicas, privadas, mixtas, corporativas y/o cooperativas de producción de energía o de producción de bio-combustibles de fuentes renovables; y la Resolución 376-05 que establece la tasa cero en la importación de bombillas, tubos y de lámparas de bajo consumo. Estos incentivos actualmente son los más usados en la construcción de nuestro país, pero el hecho de que sean los más usados, no significa que se use bastante, que no es lo mismo.

Un ejemplo tangible de construcción sostenible en el país es Grupo PuntaCana, debido a su compromiso de reducir el impacto ambiental en las actividades cotidianas y en las comunidades locales. A través de sus empresas, el Grupo constituye un referente de buenas prácticas en el urbanismo sostenible, pues cuenta con un centro de sustentabilidad y el programa “Zero Waste” (Cero desperdicios), el cual busca reducir considerablemente la cantidad de basura generada por los residentes y las compañías asociadas al PuntaCana Resort & Club, separando los residuos para poder ser posteriormente procesados, utilizándolos como abono y energía orgánica. De igual forma, se han caracterizado por ser pioneros en materia de turismo sostenible en la región Este.

Las dificultades
La experiencia ha demostrado que no resulta fácil cambiar el sistema de construcción de los edificios y de gestionar su funcionamiento. Para ello debe romperse con la rutina y los hábitos adquiridos por décadas por el actual sistema de construcción que no ha tenido en cuenta el papel finito de los recursos naturales. Esto conlleva un cambio en la mentalidad de la industria -y las estrategias económicas- con la finalidad de priorizar el reciclaje, reuso y recuperación de materiales frente a la tendencia tradicional de la extracción de materias naturales y de fomentar la utilización de procesos constructivos y energéticos basados en productos y en energías renovables.

Resulta evidente que con el actual ritmo de crecimiento demográfico, la urbanización sostenible marque el comienzo de una nueva era de bienestar, eficiencia de los recursos y crecimiento económico. Tanto en Naciones Unidas y sus agencias especializadas, como a nivel de gobierno y organismos regionales, la agenda ambiental ha ganado un espacio mucho más amplio y el flujo de recursos financieros y las acciones de divulgación sobre los recursos naturales y el medio ambiente se han multiplicado. Los temas relacionados con el medio ambiente son ahora tratados de modo frecuente en los medios masivos de comunicación, y en el público común existe una mayor percepción acerca de la importancia de los recursos naturales y las consecuencias derivadas de los problemas ambientales. Sin embargo, resulta aún débil una formulación rigurosa y sobre bases objetivas de los avances hacia un desarrollo urbano sostenible.

Tal y como expuse al finalizar el panel sobre los desafíos que enfrenta la construcción sostenible en República Dominicana, es momento de que iniciemos el diálogo para que los distintos sectores se unan al debate que nos permita planificar, redactar y presentar una propuesta de ley. Desde el Centro de Estudios de Urbanismo e Infraestructura de Funglode, nos comprometemos a organizar mesas de trabajo donde juntos redactemos las normas que nos hacen falta para que sean obligatorios los principales aspectos de la construcción sostenible en República Dominicana y para que contemos con incentivos en la construcción verde de manera general. La propuesta de ley o norma que resulte de estos diálogos, puede ser depositada como una propuesta legislativa, a fin de que sea debatida en el Congreso Nacional.

LAS REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Referencias bibliográficas Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (3 de junio 1992). Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, Río de Janeiro, Brasil. [documento en línea] http:// www.un.org/spanish/esa/sustdev/ agenda21/riodeclaration.htm Ley 1-12 Orgánica de Estrategia nacional de Desarrollo 2030.

(2012) Santo Domingo, República Dominicana. [documento en línea] http://economia.gob.do/mepyd/ wp-content/uploads/archivos/end/ marco-legal/ley-estrategia-nacionalde- desarrollo.pdf Fundación Grupo PuntaCana. (2016) (blog) [documento en línea] http:// www.puntacana.org/environment/ zero-waste Kibert, Charles et al.(1994) CIB-TG16, “First International Conference on Sustainable Construction”, Florida.

Ley 64-00 general de Medio Ambiente y Recursos Naturales(18 de agosto de 2000) Santo Domingo, República Dominicana.

Ley 57-07 de Incentivo a las Energías Renovables y Regímenes Especiales (7 de mayo de 2007), Santo Domingo, República Dominicana.